Fotografía de Jesús Sarriés.
Nunca fui un gran corredor del encierro. Siempre participé como un extra en un Péplum histórico, como un figurante que aplaudía en las carreras de cuadrigas o que peleaba allá la fondo en una batalla épica. Esto es lo que hacia en el encierro: caerme, joderme los codos, correr a la par, detrás, pero delante, lo que se dice delante, nunca. Por eso mi historia como corredor fue breve y pasó sin pena ni gloria.
Ahora el único encierro que corro en San Fermín es el del Zezensuzko o Toro de Fuego. Allí y de la mano con mi hijo, protagonizamos bonitas carreras muy cerca de las bengalas y de las astas. Es emocionante y esta atípica pero magnífica foto de Jesús Sarriés, describe muy bien el ambiente. El humo y fuego se apoderan de la calle en un rito para chicos y mayores.
Ahora el único encierro que corro en San Fermín es el del Zezensuzko o Toro de Fuego. Allí y de la mano con mi hijo, protagonizamos bonitas carreras muy cerca de las bengalas y de las astas. Es emocionante y esta atípica pero magnífica foto de Jesús Sarriés, describe muy bien el ambiente. El humo y fuego se apoderan de la calle en un rito para chicos y mayores.
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