Fotografía de Pablo Roa.
Correr en el encierro de San Fermín ataviado con un gorro no es la mejor forma de hacerlo. Más de una vez, se han hecho montones por la simple tontería de ir a recoger algo que se ha caído en el recorrido y en vista de la velocidad de la carrera, con un sombrero eso es algo bastante factible. Además lleva colgada una riñonera, que es también incitar al peligro. El toro la puede enganchar con el cuerno y arrastrar al corredor unos cuantos metros. Pero lo mejor de esta foto es la cara de susto del corredor. No se lo espera. Pero no hay cornada, se puede ver que es un simple varetazo.
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