Fotografía de Joseba Zabalza.
Esto es lo que debió sentir el mozo caído delante del toro. Entre la multitud uno se siente solo cuando ve el peligro cara a cara. A este muchacho no le pasó absolutamente nada y seguro que tuvo una buena historia que contar para demostrar su valentía a amigos y amigas. En nuestra sociedad, donde los ritos de masculinidad son cosa del pasado, el encierro es uno de los pocos lugares donde el hombre demuestra que es hombre. Puestos a elegir, prefiero correr un encierro que me den una lanza y una cantimplora y me manden a matar un león en la Sabana Africana.
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